inundación
Nos merecemos un viajecito. Ha sido mucho tiempo ahorrando para poder tener la casa, solo un par de días en algún lugar apartado de todo. Y parecía buena idea; al menos antes de que el agua nos llegara por la barbilla y empezáramos a preguntarnos cuánto aguantará este maldito poste o, en caso de tener que aligerar peso, quién será el primero en soltarse o en que lo suelten. Y no, no había manera de preverlo; ni siquiera la gente de aquí lo esperaba. Al menos no pensaban que fuera a ser para tanto. La cuenca de esta zona apenas lleva la mitad de su capacidad en temporadas de lluvia; pero hoy ha tocado una de esas tormentas que guerrea desde bien arriba; una tromba de agua coronada de rayos y truenos que arroya desde su inicio y recoge de todas esas zonas que hemos ido convirtiendo en semiáridas a lo largo de los años, hasta crear unas pistas de lanzamiento que multiplican el caudal con cada nuevo desagüe y acaba generando un torrente salvaje que lo arrasa todo. Ahora, con el