Un puñado de dados

Los dados son para el rol lo que las zapatillas para un runner, la bici para un ciclista o la tabla para el que hace surf. Y sí, el símil está bien; a rol se juega en mesa, pero los dados son el movimiento, la acción, el suspense del azar y la fuerza que nos tiene a todos, en más de un momento, con la vista pegada a la mesa y la mente a 500km/h.

Por eso mismo, igual que ocure con zapatillas, bicis o tablas de surf, dados hay a patadas. Los hay transparentes, lisos, marmolados, perla, fluorescentes, de madera, de metal, con dibujos, trucados y de todos los colores que puedas imaginar (lo que deja fuera el maldito color espacial de Lovecaft); solo faltan con olores y sabores… tiempo al tiempo, dentro de poco tendremos un dado crítico con sabor a gloria.

Muchos roleros pasan por una fase urraca y acumulan dados un poco al tuntún. Hay verdaderos Smaugs que atesoran toneladas de ellos guardados en botes, cofres y donde quiera que quepan. Y los hay prácticos, fieles a un juego de dados que uno se extraña de que no haya perdido las aristas de tanto rodar.

Pero la realidad es que no hace falta nada para jugar a esto del rol; y no será la primera vez que se ha apañado una partida con papelitos numerados o con un lápiz de esos negros y amarillos, los de forma hexagonal de toda la vida, con números apuntados en cada uno de sus lados.

Con el tiempo, el espacio del que dispone el rolero demanda guardar cosas más relevantes y los dados se van reduciendo hasta llegar a cotas más adecuadas; aunque, por mucho que se reduzca, siempre quedará alguno, aunque solo sea El Único, para poder echarle un ojo de vez en cuando y dejarlo rodar sobre la mesa, recordando cuando, al posarse, la liaba parda.

Servidor tuvo los suyos, unos cuantos que  ahora descansan en una botella de buen caldo, por si las visitas vienen desarmadas, y me quedé con un único juego, sencillo, sin texturas especiadas ni colores estrambóticos que rueda como nadie y con una única ilustración que subí con gusto y orgullo como imagen en la primera entrada de este blog.

Así que al final de la historia si tienes, enhorabuena; si vienes, aquí hay para ti y si vas sin nada, pues ya sabes, con cualquier cosa puedes hacerte un puñado de dados.

Felices fiestas y feliz fin de año. Nos vemos a la vuelta.

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