Castillo de Falkenstein


Encontré el Castillo de Falkenstein, de casualidad, en una librería que no tenía nada de rol. Estaba entre los libros de saldo, no recuerdo ahora el precio pero era extrañamente barato. Así que le eché un par de ojos a ver qué era.


Ya llevaba leidos unos cuantos manuales y la verdad es que por ahí pintaba la cosa, pero en ningún sitio ponía que era un juego de rol. Eso es algo que hoy en día, con tags, etiquetas y descripciones que parecen esenciales para mantenerse a flote en el océano informático se hace raro, pero sólo cuando me lo llevé a casa vi que en la contraportada, en un pequeño recuadro de color gris claro, ponía:


Castillo de Falkenstein es un Juego de Rol de Aventuras en la Era de Vapor. 

Para jugar necesitarás dos barajas de cartas, lápiz y papel.


Y la verdad es que hasta ese momento la cosa despistaba, porque la mitad del libro es a color con ilustraciones similares a acuarelas (como de cuento) y estaba escrito en forma novelada. La otra mitad, en blanco y negro, parecía un manual de rol, pero no había puntuaciones ni ficha por ningún lado.


Al final me lo llevé a casa y al verlo con calma me pareció aún más increíble el precio que pagué por él.


El libro comienza con un fajo de papeles manuscritos enviado al autor, Michael Alyn Pondsmith, por un tal Thomas Edward Olam, desde un mundo alternativo conocido como Nueva Europa. 


Este mundo está ambientado en la Europa del siglo XIX, desde la óptica victoriana. Aquí se dan cita el steampunk, la fantasía y la ficción novelesca. Por lo que tenemos en un mismo espacio datos y ambientación histórica, ciencia ficción a la Verne y un mundo de magia y fantasía con hadas, duendes, elffos y enanos, yendo de la mano de exponentes del terror decimonónico como vampiros, fantasmas u hombres lobo y personajes históricos y ficticios como Sherlock Holmes, Jekyll&Hyde, Bismarck, John Carter, Drácula, Edison, el Hombre invisible, Karl Marx, Louis Pasteur, Phileas Fogg, Julio Verne… 


Hay tanto de todo que lo primero es pensar que no casará. Pero la forma narrativa del libro sirve de fuerza cohesionadora, añadiendo cada uno de los elementos al mundo mediante un mismo hilo conductor. ¿Lo mejor? Que puedes hacer lo que quieras, más steam o más feérico, un poco de todo o darte un paseo por Baker Street y cruzarte con Holmes y Watson justo después de haber tomado algo con Conan Doyle. 


Pero lo singular de este libro es que el juego de rol en sí mismo, ese que va con cartas en lugar de dados y que se desarrolla en la parte en blanco y negro del libro, está inscrito en la ambientación, creado en la mismísima Nueva Europa.


Y la verdad es que no está mal pensado, porque cuando lo leí me pareció como de otro mundo. Nada que ver con lo que había jugado hasta entonces.


Las hojas de personaje son descripciones donde se indica en qué es bueno y malo el personaje; no existen columnas, ni tablas, y en lugar de los valores numéricos a los que estamos tan acostumbrados, aparecen seis valoraciones cualitativas que van de Malo a Extraordinario. (algo que no vería hasta tiempo después con el FUDGE). 


Ni rastro de números y se juega con cartas, lo que ofrece una reserva limitada de azar. En una partida podemos ver qué hay jugado, qué queda por jugar y guardarnos las mejores cartas para las jugadas que consideremos más importantes. Además, los valores cualitativos facilitan la ausencia de tiradas en momentos en que estas no sean del todo necesarias. 


Tan buen sabor de boca me dejó que busqué qué más había del juego y así llegué a las expansiones, eso sí, todas en inglés.


La primera el Comme il Faut, una suerte de guía de la vida en la Nueva Europa y un manual de comportamiento victoriano.


Después cayeron las otras, que desarrollaban uno u otro aspecto de la ambientación; sea la vertiente steampunk y otras del Steamage y The Lost Notes of Leonardo Da Vinci, el mundo feérico del The Memoirs of Auberon of Faerie, la magia y sociedades secretas del The Book of Sigil o América y el salvaje Oeste del Six Guns & Sorcery


Como ves todo un mundo por explorar y un número ingente de opciones por expandir.


Así que coge tu hoja de diario y baraja cuando quieras. 


Buena partida y excelente mano. 

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