Echando cables


Ya hemos charlado alguna que otra vez de tipos de partidas. Hoy me vienen a la mente esas que benefician a un solo miembro del grupo, esas en que se antepone la meta de uno frente a la del resto.

En estas partidas, el objetivo de ese personaje se convierte en el del grupo entero. Normalmente suele pasar cuando dicho personaje requiere algún tipo de objeto para desempeñar su labor, saldar alguna deuda o sencillamente terminar algo que quedó en el tintero y valdría la pena no postergar.

Los ejemplos van desde el alquimista que necesita cierto ingrediente desagradable y difícil de conseguir, hasta cubrir a un netrunner mientras intenta entrar en la base de datos de una megacorporación para borrar sus datos. Pero puede haber muchos más. En función de lo lúcido que te hayas levantado ese día, podrías enviar al grupo a ayudar a un viejo amigo a empuñar una última vez el revólver; acompañar a alguien en la consecución de una prueba, recuperar la mejor nave que jamás has llevado, conseguir un sable láser; hacerse con la herencia de una biblioteca antigua en arkham; pese a que el resto de herederos tengan también ganas de leer y unos cuantos sectarios como contactos; ir a tirar un anillo por ahí; recuperar a Excalibur o asegurarse de que uno de los personajes puede pasarse varios días en el desierto soñando con gusanos... 

Como ves, las posibilidades son muchas y si tenemos en cuenta, además, la variante de que el grupo puede estar ya formado previamente por los personajes o que sean gente contratada por el que debe realizar la misión, entonces las opciones aumentan aún más. 

El caso es que, sea lo que sea, el grupo invierte su tiempo y se arriesga por el interés particular de uno de sus miembros. Y es así, teniendo en cuenta la particularidad de los individuos que forman la agrupación, como se favorece aquello que les hace diferentes y, por lo tanto, hace crecer al conjunto. . 

Si se trata de un grupo no demasiado fluido, la ayuda genera una deuda que debe pagarse. Pero en los grupos bien avenidos no existe obligatoriedad y se genera una dinámica de ayuda desinteresada que hace que las especificades de cada uno se incorporen satisfactoriamente al total e incrementa considerablemente su capacidad de resistencia, supervivencia y adaptación.

De todas formas, en rol no hay mejor forma de probar las cosas que en mesa. Así pues, cojamos los dados y vayamos a por esa legaña de cocatriz que te hace falta para el guisopo ese que te estás marcando. Veamos que nos depara el camino. 


Provechosa partida y empresa.

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